Soporte en Emergencias
Cuando nuestro país enfrenta emergencias como inundaciones, terremotos o crisis como la pandemia de COVID-19, nos movilizamos rápidamente para ofrecer apoyo a las familias afectadas. Sabemos que, aunque al principio nuestras acciones puedan parecer pequeñas, la solidaridad y el compromiso de muchos pueden multiplicarlas, creando un impacto mucho mayor.
A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo amigos, conocidos y voluntarios se suman a nuestras iniciativas. Al ver los primeros pasos de nuestra ayuda, deciden unirse y aportar sus recursos, transformando lo que podría haber sido una ayuda limitada en una respuesta colectiva y desbordante.
Gracias a esta colaboración, hemos podido proporcionar asistencia inmediata y duradera, ya sea en forma de alimentos, medicinas, ropa o recursos para la reconstrucción de hogares. Estos esfuerzos conjuntos no solo alivian las necesidades materiales, sino que también brindan esperanza y consuelo a quienes atraviesan tiempos difíciles.
Nuestro compromiso es seguir trabajando de la mano de todos aquellos que comparten nuestra visión, para que, en cada emergencia, podamos ofrecer un apoyo tangible y efectivo que haga una diferencia real en las vidas de las personas afectadas.
Historias de Impacto
Respuesta a la Pandemia
Durante los primeros días de la pandemia, nos dimos cuenta de la necesidad urgente de apoyo en nuestra comunidad. Decidimos comenzar a armar paquetes de víveres con el presupuesto familiar, pero al compartir nuestras acciones en redes sociales, amigos de diferentes lugares se unieron al proyecto.
Sin embargo, al principio enfrentamos desafíos: en los supermercados, muchos no querían vendernos grandes cantidades de productos. Pero, como Dios siempre tiene un plan, nuestro trabajo llamó la atención del presidente, quien nos envió dos cartas oficiales de autorización. Estas cartas nos permitieron comprar al por mayor y nos dieron el permiso para salir a repartir las provisiones en cualquier día y hora, incluso en medio de las restricciones.
Con esta autorización, empezamos a repartir los paquetes en comunidades que más lo necesitaban. El gobierno también se sumó al esfuerzo, distribuyendo paquetes con víveres a las áreas más afectadas, y mi esposo asumió el rol de supervisor para asegurar que las provisiones llegaran a lugares remotos y vulnerables.
Respuesta al Terremoto de 2001
En 2001, después de los devastadores terremotos en El Salvador, un voluntario que había trabajado con nosotros en el pasado nos contactó. Decidió invitarnos a Indianapolis, donde compartimos nuestra experiencia y lo que estábamos haciendo en El Salvador.
Viajamos a diferentes clubes, restaurantes, radios, iglesias y familias, hablando sobre nuestra misión y la necesidad urgente de ayuda. A través de estos encuentros, logramos recolectar 10 contenedores llenos de alimentos, ropa y utensilios, los cuales fueron enviados a El Salvador.
Una vez que los productos llegaron, trabajamos con líderes locales para distribuirlos a las familias más afectadas, asegurándonos de que la ayuda llegara a quienes más lo necesitaban.