Como siempre, nuestro compromiso nos ha llevado hasta los rincones más remotos de cada país, y Colombia no fue la excepción. Nos insertamos en su selva amazónica, donde convivimos con comunidades tribales, conociendo su forma de vida y adaptándonos para poder brindarles el apoyo que necesitaban. En estas comunidades trabajamos en educación, atención médica y creación de conexiones para la superación de jóvenes, quienes solo necesitaban una oportunidad para cambiar sus vidas.
Uno de los pilares de nuestro trabajo en la selva amazónica ha sido la enseñanza del español y la adaptación al sistema educativo nacional, permitiendo que niños y jóvenes indígenas puedan acceder a mayores oportunidades de desarrollo. Además, brindamos asistencia médica, atendiendo enfermedades comunes en la zona y conectando a las comunidades con recursos de salud a largo plazo.
En la capital, Bogotá, compartimos nuestras experiencias y las historias de las comunidades que visitamos, sensibilizando a la población sobre la importancia del trabajo humanitario en estos lugares. También nos enfocamos en capacitar a jóvenes voluntarios que desean involucrarse en proyectos de ayuda y brindarles las herramientas necesarias para servir en regiones de difícil acceso.
Colombia, con su diversidad geográfica y cultural, ha sido un país donde hemos podido extender nuestra misión, llevando esperanza a quienes más lo necesitan y construyendo puentes entre comunidades aisladas y oportunidades de crecimiento.
