A lo largo de los años, hemos trabajado en Panamá capacitando jóvenes en diversas áreas para que puedan contribuir positivamente a sus comunidades. Este país, conocido por su canal interoceánico y su riqueza cultural, se ha convertido en un punto de conexión para nuestros proyectos en la región. Además de nuestro trabajo en capacitación, Panamá ha sido un lugar donde podemos hacer una pausa y recargar energías después de largas jornadas y años intensos de labor humanitaria.
Un ejemplo de esto fue nuestra última visita, luego de haber pasado cuatro años en la selva ecuatoriana, donde enfrentamos desafíos significativos trabajando con comunidades indígenas en zonas de difícil acceso. En Panamá, encontramos un espacio de descanso y reflexión, lo que nos permitió recuperar fuerzas antes de continuar con nuestra misión.
El país nos ha brindado numerosas oportunidades para compartir nuestras vivencias con diferentes grupos y organizaciones. En muchas ocasiones, hemos sido invitados a conferencias, reuniones comunitarias e iglesias para contar nuestras experiencias y motivar a otros a involucrarse en proyectos de ayuda humanitaria.
